Declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1984, la magnífica Catedral burgalesa es, sin duda alguna, uno de sus sellos de identidad.
Mandada construir por el rey Fernando III “El Santo” y el Obispo Don Mauricio, la primera piedra se colocó el 20 de julio del año 1221, por lo que en 2021 celebramos su octavo centenario.
Desde entonces y hasta la época actual, ha sufrido multitud de modificaciones y muchos añadidos que la han ido configurando como una de las catedrales más bellas del mundo.
No en vano, en su interior alberga obras de gran valor, que son auténticas joyas del arte.
La Capilla de los Condestables, la Escalera Dorada o el Cimborrio del Crucero, son algunas de las maravillas que, los visitantes del templo podrán admirar en su interior.
Para disfrutar aún más, de la belleza de la catedral burgalesa, merece mucho la pena unirse a esta visita que recorre, durante hora y media sus rincones más característicos.